La ortodoncia como tal cumple la función de corregir las imperfecciones en torno a la posición que tienen los dientes, permitiendo que se alineen entre sí y formen de una manera armónica la estructura ideal de la mandíbula. Al ser la ortodoncia un proceso en el que los dientes se mueven a presión, suele generar un poco de sensibilidad y también un cambio bastante grande en la posición de los dientes.
Finalizando la ortodoncia es posible que surja la pregunta ¿Qué sigue después?, o ¿cuáles son los cuidados o precauciones que hay que tener para que el tratamiento consiga mantener el resultado final?, todo esto debe ser explicado por el profesional en cuestión.
Todas la personas en nuestra mandíbula al igual que en otras partes del cuerpo como la nariz, las orejas entre otros. Traemos consigo un Tejido cartilaginoso, el cual tiene crecimiento durante toda la vida, este es el causante en la mandíbula de que los dientes vuelvan a su estado anterior, de que los mismos se muevan; siendo esta la llamada “memoria” de los dientes, incluso en ocasiones los dientes tienden a torcerse aún más que como estaban en el proceso inicial de la ortodoncia.
Teniendo lo anterior claro, los retenedores se usan para darle soporte y estabilidad, esperando a que se forme de buena manera el hueso alrededor de los dientes que se han movido y evitar así su movimiento, garantizando al paciente que su tratamiento de ortodoncia tenga una mayor durabilidad. Generalmente en los primeros 6 meses luego del tratamiento deben ser usados el mayor tiempo posible, luego de esto es importante que el paciente los conserve e implemente en su rutina de noche.
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