La recesión gingival es conocida como el desgaste parcial de las encías, este es uno de los problemas más frecuentes por los que los pacientes acuden a su especialista. Este tipo de retracciones exponen la raíz del diente, ocasionando que el paciente tenga una gran sensibilidad en sus dientes, presenten desgaste de los mismo y aparte de esto también se presentan inseguridades en el valor estético
Ahora bien, ¿por qué se da una recesión gingival?, este tipo de problemas se pueden ocasionar por varias razones, es posible encontrar estos inconvenientes en pacientes que por genética ya carguen consigo una encía delgada o muy pequeña, son más propensos, producto de un mal cepillado un exceso de fuerza en el mismo, una mala posición del diente con respecto al hueso que lo rodea o directamente por falta del diente.
Otra de las causas es la enfermedad periodontal o la llamada periodontitis, es importante en este punto definir muy bien si esta es una de las causas de la recesión gingival, pues evidencia la enfermedad como tal, esta es la pérdida del hueso interproximal, aquel que se encuentra entre los dientes y esto producto de las bacterias presentes en el sarro y en la placa.
¿Cómo se tratan entonces las retracciones o recesiones de encías?, para esto también existen varias alternativas, una de ellas es extraer un injerto de tejido conectivo o biomaterial del paladar, e implantarlo en la zona que presente el inconveniente de la recesión, este cicatriza poco a poco cubriendo la recesión y será idéntico al de sus zonas adyacentes, el proceso como tal de cicatrización dura alrededor de dos semanas, pero el moldeo de la encía si tardara hasta doce meses después; otra de las alternativas es extraer el injerto de animales u otro humanos diferentes al paciente en cuestión, el injerto se modela de acuerdo a la recesión que se debe cubrir, este injerto cicatriza de la misma manera que el tejido conectivo del propio paciente; por último está la posibilidad de que se pueda modelar y traccionar la propia encía del paciente, sin necesidad de injertos, esto siempre y cuando las zonas adyacentes de la encía lo permitan.
La recesión gingival es conocida como el desgaste parcial de las encías, este es uno de los problemas más frecuentes por los que los pacientes acuden a su especialista. Este tipo de retracciones exponen la raíz del diente, ocasionando que el paciente tenga una gran sensibilidad en sus dientes, presenten desgaste de los mismo y aparte de esto también se presentan inseguridades en el valor estético
Ahora bien, ¿por qué se da una recesión gingival?, este tipo de problemas se pueden ocasionar por varias razones, es posible encontrar estos inconvenientes en pacientes que por genética ya carguen consigo una encía delgada o muy pequeña, son más propensos, producto de un mal cepillado un exceso de fuerza en el mismo, una mala posición del diente con respecto al hueso que lo rodea o directamente por falta del diente.
Otra de las causas es la enfermedad periodontal o la llamada periodontitis, es importante en este punto definir muy bien si esta es una de las causas de la recesión gingival, pues evidencia la enfermedad como tal, esta es la pérdida del hueso interproximal, aquel que se encuentra entre los dientes y esto producto de las bacterias presentes en el sarro y en la placa.
¿Cómo se tratan entonces las retracciones o recesiones de encías?, para esto también existen varias alternativas, una de ellas es extraer un injerto de tejido conectivo o biomaterial del paladar, e implantarlo en la zona que presente el inconveniente de la recesión, este cicatriza poco a poco cubriendo la recesión y será idéntico al de sus zonas adyacentes, el proceso como tal de cicatrización dura alrededor de dos semanas, pero el moldeo de la encía si tardara hasta doce meses después; otra de las alternativas es extraer el injerto de animales u otro humanos diferentes al paciente en cuestión, el injerto se modela de acuerdo a la recesión que se debe cubrir, este injerto cicatriza de la misma manera que el tejido conectivo del propio paciente; por último está la posibilidad de que se pueda modelar y traccionar la propia encía del paciente, sin necesidad de injertos, esto siempre y cuando las zonas adyacentes de la encía lo permitan.
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